
Bosques eclipsados por un monumento y las emociones que éste genera.
A veces los árboles no te dejan ver el bosque, no dejes que el monumento no te deje ver estos bosques, y sentirlos.
Este es el propósito que nos hemos encomendado, sentir los Bosques del Valle de Cuelgamuros para nuestra salud, y la salud de este Ecosistema. Al fin y al cabo es la misma salud.

En la infancia algun@s de mis compañer@s de clase vivían en «El Poblado» del Valle de los Caídos, y algunos días no asistían porque las nevadas les aislaban por unos días allá arriba, eran la envidia del resto. En la juventud íbamos a la finca de Cuelgamuros a coger setas en otoño. Mi padre trabajó en las obras de construcción del monumento y siempre nos contaba alguna anécdota. Y siempre nos encanta asomarnos al berrocal junto al refugio de «La Naranjera» para disfrutar de la vista de los bosques y la cruz de Cuelgamuros que parece una maqueta. Como aborigen de San Lorenzo de El Escorial este valle siempre ha formado parte de nuestra vida cotidiana.

En la primera inscripción existente en el Registro de la Propiedad, de mediados del siglo XIX, esta finca, con una superficie de 1.377 hectáreas, aparece con la curiosa denominación de «Pinar de Cuelga Moros». Todavía hoy una finca colindante mantiene el nombre de Prado de los moros. La finca se convierte en «Cuelgamuros» en la inscripción registrada en 1875 y en todas las siguientes. La última es del año 1932, vinculada a la casa de Villapadierna, siendo Conde D José María Padierna de Villapadierna y Avecilla, «el último dandy«. Fue expropiada el 1 de abril de 1940 por Patrimonio Nacional, su actual propietario, con el objeto albergar el monumento.
En Cuelgamuros destacan El risco de la Nava, y el del Altar Mayor que emergen cual cráteres de volcán en este valle. Estas dos peñas tienen ese magnético atractivo que emiten algunos lugares naturales para ser considerados espirituales.


Una regresión que nos gusta es la contemporaneización de estos lares con tiempos de Vetones, cuyos vestigios son interpretados en el berrocal de la Silla de Felipe II, en el cercano San Lorenzo de El Escorial, y Carpetanos, que dejaron sus huellas más hacía el Este de estas peñas. Nos imaginamos que las praderas delante del Risco de La Nava eran el lugar de encuentro en los solsticios de estos dos pueblos pre-romanos. Solsticios de competencia en la mejor receta, la piel de ciervo más grande, el mejor guerrero, la mujer más guapa, el músico de temporada, el mejor perfume,… En la actualidad, en el solsticio de verano, el Sol atraviesa los más de 250 metros de basílica bajo la roca hasta iluminar el fondo de esta neo-caverna.
La configuración geológica de este espacio ofrece enormes moles graníticas dispuestas en caprichosas formaciones. Sus cotas, inferior de 977 m y superior de 1.753 m, dan una idea de su accidentada orografía.
Constituye tradicionalmente un espacio de laderas rocosas despobladas de vegetación, consecuencia de la sobreexplotación ganadera y los incendios. Este monte fue repoblado entre el año 1949 y el 1955 fundamentalmente con pinos y otras especies de frondosas, procedentes de diferentes regiones españolas y también autóctonas, que configuran un paisaje naturalizado con gran valor paisajístico y medioambiental.
Cuelgamuros presenta una gran diversidad de comunidades vegetales: pinares de pino resinero y pino silvestre, rebollares mixtos, fresnedas, cipreses y arizónicas, praderas, choperas, abedulares, alisedas y saucedas, destacando la existencia de un hayedo naturalizado, enebros, tejos centenarios o singulares alcornoques, y de paisajes: roquedos, canchales, barrancos, praderas o bosques en galería.



La diversidad faunística de Cuelgamuros es considerable encontrándose corzos, ciervos, jabalíes, algún muflón de paso, zorros, garduñas, gatos monteses, tejones o ginetas, entre otros. Se ha constatado también la presencia de nutrias y el lobo ibérico también frecuenta este Valle.
Hay multitud de pequeñas aves insectívoras; y otras como mochuelos, arrendajos, y pájaros carpinteros. Destaca la presencia de azores, búhos reales, buitres, águilas imperiales y reales, halcones peregrinos, aguilillas calzadas, busardos ratoneros y milanos.
Entre las especies de reptiles la víbora hocicuda, la culebra de escalera, la culebra bastarda, la lagartija serrana y el lagarto verdinegro. Entre los anfibios, diferentes especies de sapos, salamandras y tritones.
Descripción que podemos encontrar en la web de Patrimonio Nacional
Una de las sendas mas pintorescas es el llamado «Via Crucis» o «Camino Real de la Cruz» que arranca junto al puente sobre el rio Guatel donde se emplazan «los juanelos«, 4 columnas redondas de piedra de grandes dimensiones: de 11 metros de altura, 1,45 metros de diámetro y 54 toneladas de peso cada una. Tres de ellas yacían en Nambroca, y otra en sus orígenes en las canteras entre las poblaciones de Orgaz y Sonseca en Castilla La Mancha. Su ubicación se debe a que el puente no aguantaba su peso.

Estas colosales piezas de piedra se atribuyen al ingenioso relojero, ingeniero y diseñador Juanelo Turriano (1500-1585), y se vinculan a su conocido artilugio para subir agua desde el Tajo a la ciudad de Toledo. Juanelo participó en el diseño del Palacio de Yuste para Carlos I, y también diseñó las campanas del Monasterio de El Escorial por encargo de Juan de Herrera, en tiempos de Felipe II.
El Valle es el resultado de la acción erosiva del agua, y está bien regado por arroyos como el Guatel Primero, El Boquerón, Los Tejos, Puentellanos y de Los Cazadores. En el arroyo de El Boquerón se realizó un pequeño embalse para dotar de agua al Monasterio. Es uno de los preciosos rincones del agua.

Un Baño de Bosque especial.







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Ese lugar debiera seguir la misma estela que los campos de concentración nazis de Alemania y Polonia. Privarlo de cualquier connotación religiosa* **. Que Patrimonio Nacional se siga encargando de su gestión. Que no haya un solo estudiante en España que no haya pasado por Cuelgamuros en el último curso de Secundaria, y que su visita guiada puntúe a través de un trabajo de investigación sobre este importante periodo de nuestra historia reciente.
AHÍ LO DEJO.
*Vaciarlo de cuerpos y entregar los restos a sus familiares.
** Y desmantelar la cruz, naturalmente.
Hola, he vivido en el poblado del Valle y me gustaría saber quien a escrito el artículo ya que en él menciona que tenía compañeros de clase que vivían allí.
Enhorabuena por el artículo.
Un saludo
Hola José Luis, gracias por tu comentario. El artículo lo he escrito yo, Txema Ventura. Como ya hablamos por el teléfono conocíamos a algunas personas. Ese poblado era una aldea preciosa llena de vida, y verle ahora tan abandonado da penilla. Nosotros seguimos apostando por poner en valor el servicio de salud y bienestar que nos brinda este espacio Natural tan singular, y disfrutar de los bosques de Cuelgamuros con lo que sabemos hacer: baños de bosque.
Si alguna vez te animas a mirar desde otro lado tus bosques de la juventud háznoslo saber y te invitamos a acompañarnos.
Es un paraje encantador para difrute del espíritu que los gurriatos tenemos al alcance de la mano.
Así es Pepe Tejero, un rincón Natural rico y precioso al alcance de nuestras alas de gurriatos, jejeje…. Gracias por tu comentario.